PERONELLA Y EL TONEL - Giovanni Bocaccio


RESUMEN: "Peronella y el Tonel"
Esta cuento está dentro de la obra Decamerón de Giovanni Bocaccio ( jornada séptima, historia III). El resumen de la obra peronella y el tonel es el siguiente.En Nápoles un hombre pobre tomo por esposa a una bella y gentil mocita llamada Peronella; él trabajaba de albañil y ella hilaba, viviendo ambos como mejor podía. Cierto joven llamado Juanillo Strignario, se enamoró de Peronella y sus suplicas fueron tantas que al fin logro convencerla. Cierta mañana Juanillo entro a la casa. Al cabo de poco tiempo regreso el esposo, ya la encontrar la puerta cerrada llamo, diciéndose “Dios mío, alabado seas porque me has hecho pobre, pero me has dado buena y honrada esposa. Por eso cerró la puerta al salir yo, para que no pudiera entrar nadie que la importunara”.
Al verse la mujer en tal aprieto, solo atino a meter al amante en un tonel que había en la casa. La mujer para disimular la situación, comenzó a lamentarse de la vida miserable que llevaba con su marido, y del hecho, de que este todavía se daba el lujo de volver a casa temprano abandonando su trabajo.
 
El hombre trato de tranquilizar a la exaltada Peronella, diciéndole que habían olvidado que era feriado, por ser el día de San Gedeón. El engañado marido había llegado en compañía de un hombre a quien había vendido el tonel en cinco florines. Dijo entonces la mujer: “tú que eres hombre y sabes las cosa del mundo, has vendido el tonel en cinco florines, pero yo mujer, sin apenas salir, lo he vendido en siete a un buen hombre que ahora está dentro para probar si es sólido”.
El marido, al oír a su mujer, dijo orgullosamente al otro: “buen hombre vete con Dios; ya has oído que mi mujer ha vendido en siete, lo que tú me comprabas por cinco”. El hombre, sin contrariar, se marchó. Juanillo, que estaba con el oído atento, al oír las palabras de Peronella, salió del tonel y disimulando dijo: “el tonel parece sólido, pero debe de haber contenido heces, porque hay algo seco que no puedo cortar con las uñas; así que no me lo llevare sino me lo limpiáis”.

El marido para no perder la venta se introdujo en el tonel para limpiarlo. Juanillo, mientras tanto, como no había saciado su apetito, al amparo del tonel se aferró a ella y llevo a cabo su deseo, concluyendo casi al mismo tiempo que la limpieza del tonel. Y luego, se separaron y, marido salió de donde estaba. Juanillo, iluminando el tonel con una lámpara, miro y escarbo, respondiendo que ahora si se hallaba satisfecho; luego pago los siete florines, e hizo que lo llevaran el tonel a su casa (Jornada Sétima; historia II).
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