"...Por
esto, repuse yo, los buenos no quieren gobernar ni por dinero ni por honores;
ni, granjeando abiertamente una recompensa por causa de su cargo, quieren tener
nombre de asalariados, ni el de ladrones tomándosela ellos subrepticiamente del
gobierno mismo.
Los
honores no los mueven tampoco, porque no son ambiciosos. Precisan, pues, de
necesidad y castigo si han de prestarse a gobernar, y ésta es tal vez la razón
de ser tenido como indecoroso el procurarse gobierno sin ser forzado a ello.

Porque
si hubiera una ciudad formada toda ella por hombres de bien, habría
probablemente lucha por no gobernar, como ahora la hay por gobernar , y
entonces se haría claro que el verdadero gobernante no está en realidad para
atender a su propio bien, sino al del gobernado; de modo que todo hombre
inteligente elegiría antes recibir favor de otro que darse quehacer por hacerlo
él a los demás." Párrafo extraído del Capítulo I. República
El
propósito de Platón en su libro La República o el Estado es el estudio de lo
justo y de lo injusto, y la demostración de la necesidad moral, tanto para el
Estado como para el individuo, de regir toda su conducta según la justicia;
esto es, según la virtud, o precisamente más, según la idea del bien, principio
de buen orden para las sociedades y para las almas.
Para
el filósofo ateniense, el ideal de una sociedad perfecta y dichosa estriba en
que la política esté subordinada a la ética, sin la cual ésta degenera en
ambiciones personales o en defensa de intereses.
La
ley moral, según Platón, tiene una sanción suprema en una vida futura, sanción
cuya idea conduce al filósofo a probar en la última parte de su libro la
inmortalidad del alma humana.
Autor: Platón
Género: Filosofía / Clásicos Universales
Idioma: Español