Resumen de el Principito
Viví solo en el desierto del Sahara sin nadie
con quien hablar pues sufrí un percance cuando se averió mi motor y tuve que
permanecer en aquel lugar hasta que un día apareció ante mi un muchachito
pequeño que no parecía extraviado ni desfallecido de sed o de hambre.
Le
pregunte que haces aquí y me pidió que le dibujara un cordero y a si lo hice;
me dijo que era justo lo que necesitaba porque donde vivía era muy pequeño y
este era del tamaño preciso, a si conocí al Principito.
Paso
un tiempo sin que yo supiera de dónde venia él, me hacia muchas preguntas sobre
mi avión y si volaba pero yo intrigado le pregunte ¿ De donde vienes? Sin
embargo creo saber que su planeta es un asteroide y solo a sido visto una vez.
Cada
día que pasaba aprendía algo nuevo sobre el planeta del Principito ya que me
contaba como había que cuidarlo.
Pasaban
los días y el Principito hablaba de las flores especialmente de las rosas que
crecen en su planeta y de una muy especial que broto un día y que era muy bella
y radiante pero, era vanidosa y quería que el se preocupara de regarla y
cuidarla y se quejaba mucho de las corrientes de aire y del frío es por esto
que al Principito le pareció que era una flor muy complicada, pero a pesar de
todo su amor y buena voluntad dudo un poco de ella. Con un poco de melancolía
cuando regó la flor por última vez se dio cuenta que tenia ganas de llorar.
Adiós
dijo a la flor, no le respondió. Repitió el adiós, esta tosió y le dijo: He
sido muy tonta y te pido disculpas.
El
Principito quedó asombrado sin comprender, esta le dijo te amo fue mi culpa, no
tiene importancia que seas feliz. Él se preocupó de: el viento, insectos y
animales feroces. Ella dijo, no tengo temor pues, tengo mis espinas pero, no te
demores ya que , partirás. Vete ya.
El
Principito luego viajó a la zona de asteroides y decidió visitarlos.
En
el primero vivía un Rey que al ver al Principito permaneció de pie y bostezo a
lo que el rey dijo: Te lo prohíbo, hice un largo viaje y no dormí. Luego le
Principito le preguntó sobre que reinaba, este contestó, sobre todo, entonces
le pidió que le diera una puesta de sol, la cuál no cumplió el Rey, aburrido
quiso, irse y este le dijo ¡Te nombro ministro de justicia ¡ debes juzgar y
obedecer. Obedeceré solo a las ordenes sensatas. Al no recibir respuesta del
rey se marcho.
Segundo
Planeta: Encontró un vanidoso que tenia un sombrero con el que saludaba cuando
lo aclamaban. Le pidió al Principito que lo aclamara mucho, este le dio en el
gusto porque reconoció que este vivía muy solo. Luego se marcho.
En
el planeta siguiente vivía un bebedor ¿ Que haces? Le pregunto al borracho el
cual estaba delante de una colección de botellas vacías.
Bebo
le contesto ¿por qué bebes?- para olvidar que tengo vergüenza confesó
¿Vergüenza
de que? De beber concluyó el borracho y se quedo en silencio. El Principito se
quedo perplejo.
El
cuarto planeta pertenecía a un hombre de negocios y estaba tan ocupado que ni
vio al Principito.
Buenos
días lo saludó éste pero el hombre estaba pendiente de sus cálculos y le dijo
soy un hombre serio y no tengo tiempo de divagar.
El
Principito volvía a interrumpir ¿Y que haces con quinientos millones de
estrellas? Soy su dueño, las administro, las cuento y sumo.
El
Principito no se sintió satisfecho y le dijo que el tenia una flor a la que
regaba y cuidaba.
El
hombre no hayó que responder y el Principito se marchó.
El
quinto planeta era muy especial, por ser el más pequeño. Solo había lugar para
un farol y un farolero.
El
Principito no comprendía para que estaba un faro y un farolero solos en un
planeta sin casas y sin gente.
Le
pareció absurdo pero menos ridículo que el rey, el vanidoso, el borracho y el
hombre de negocios por lo menos su trabajo tenia sentido, luego de un rato
saludo al farolero.
Buenos
días ¿por qué apagaste recién el farol?
Es
la consigna respondió
¿Qué
es eso?. Apagar mi farol Buenas noches.
No
entendió dijo el Principito. Es que cada año el planeta gira más rápido y no
puedo descansar ni un segundo enciendo y apago el farol una vez por minuto. El
Principito le dio unas recomendaciones y se marcho.
El
sexto planeta es diez veces más grande y lo habitaba un anciano ¡Vaya un
explorador¡ exclamó al ver al Principito.
¿
De dónde vienes? Le pregunto el anciano ¿ De que trata este libro tan grande?
¿
Que haces aquí? Pregunto a su vez el Principito.
Soy
geógrafo ¿Y que es eso?
Es
un sabio que sabe la ubicación de mares de ríos, ciudades, montañas y
desiertos.
¿Y
tu planeta tiene ríos y ciudades? No puedo saberlo, pero si eres geógrafo, pero
no lo se todo.
¡
Pero tu vienes de lejos! Descríbeme tu planeta.
Mi
planeta es muy pequeño, tengo una flor y unos volcanes pero, deje a mi flor muy
sola y estoy arrepentido pero, dime que planeta me aconsejas visitar?
El
planeta Tierra contestó el anciano y así el Principito se despidió y se fue.
La
tierra fue el séptimo planeta, al llegar no encontró a nadie, cuando un anillo
removió la arena.
-Buenas
noches murmuró el Principito
-Buenas
noches susurró la serpiente ¿Sobre que planeta estoy? Pregunto el Principito
-Sobre
la tierra le respondió la serpiente, y no vive nadie aquí?.
-Este
es el desierto y aquí no hay gente, la tierra es muy grande.
-¿Pero
que haces aquí? Tuve problemas con mi flor.
-¿Dónde
están los hombres? Tampoco hay hombres, eres muy rara le dijo pero, soy muy
poderosa. No lo pareces, ni si quiera tienes patas.
Pero
puedo llevarte muy lejos. Siento compasión por ti, tan débil sobre esta tierra
pero, puedo ayudarte a volver a tu planeta dijo la serpiente y guardaron
silencio.
El
Principito atravesó el desierto y encontró una flor de tres pétalos.
-Buenos
días- saludó el Principito, Buenos días contestó la flor
-¿Dónde
están los hombres?
-Los
hombres dijo la flor creo que hay seis o siete. Los divisé hace años el viento
los acarrea.
-Adiós
dijo el Principito
-Adiós
repuso la flor.
El
Principito trepó a una montaña muy alta. Desde esta montaña podré mirar a todo
el planeta y a los hombres pero solo vio cumbres.
-¡Buenos
días! Pregunto pero respondió su eco ¡Que planeta más raro! Pensó esta seco y
salado y los hombres no tienen imaginación porque repiten lo que uno dice.
En
mi casa yo tenía una flor, ella sí hablaba. Después paso a través de arenas,
rocas y nieve y encontró un camino y unas rosas, las saludo y recordó a la
suya, se echo en el pasto y lloró. En ese instante apareció un zorro, el
Principito lo saludó y lo invitó a jugar con él. Este respondió: No puedo
porque no me has domesticado ¿Qué significa eso? Es algo que se ha olvidado
dijo el zorro, significa crear vínculos.
Si
tu me domesticas nos necesitaremos el uno al otro.
Empiezo
a comprender dijo el Principito.
El
zorro guardó silencio y lo miro largo rato.
Si
quieres domesticarme tienes que tener paciencia ya que al comienzo estaré muy
lejos pero, cada día me acercare más a ti. D e este modo el Principito
domesticó al zorro.
Cuando
se acercó el día de su partida el zorro se despidió y le dijo: Creo que voy a
llorar pero, es tu culpa yo no quería hacerte daño pero tu quisiste que te
domesticara.
Así
es contestó, mejor vete a mirar las rosas y comprenderás que la tuya es la
única en el mundo.
Cuando
las miró les dijo:
-No
se parecen en nada a mi rosa ni significan nada las rosas se sintieron molestas
y el continuó.
-Ustedes
son bellas, pero están vacías, mi rosa es más importante que ustedes porque la
riego y la cuido y así regreso junto al zorro.
-Adiós
le dijo
-Adiós
contestó el zorro y le dio un buen consejo.
El
tiempo que has perdido con tu rosa es lo que la ha hecho tan importante.
Los
hombres olvidaron esta verdad pero tu no debes hacerlo y eres responsable de lo
que has domesticado o sea de tu rosa.
Si
lo soy repitió este a fin de recordarlo y se marcho.
Cumplí
el octavo día de mi caída en el desierto y bebí la última gota de mi provisión
de agua pero no he arreglado mi avión mientras escuchaba al Principito que me
decía: Mi amigo el zorro me contó.
-¡Mi
buen amigo ya no se trata del zorro! ¿por qué?
-Porque
moriremos de sed.
-También
tengo sed... busquemos un pozo. Hice un gesto de cansancio ¡Es tan absurdo
buscar un pozo en el desierto!
Avanzamos
durante horas en silencio hasta que cayó la noche. ¿También tienes sed?
No
me contestó, sino que dijo simplemente.
-El
agua también es buena para el corazón, aunque no entendí su respuesta, calle.
Luego
de un silencio, dijo:
Las
estrellas son hermosas debido a una flor que no vemos.
Luego
de un rato el Principito se durmió y lo tomé en brazos y me puse de nuevo en el
camino.
Sus
labios entreabiertos esbozaban una sonrisa y me dije: Lo que más me conmueve de
este Principito dormido, es su felicidad a una flor y, percibí con mayor fuerza
su fragilidad y así caminando, descubrí el pozo al amanecer. El pozo que
encontramos no se parecía en nada a los del desierto del Sahara. El que
hallamos era igual a un pozo de aldea.
-¿
Oyes? ¡ Hemos despertado al pozo y canta! Dijo el Principito.
-Tengo
sed de esta agua dame de beber. Levante el cubo y bebió con los ojos cerrados.
Esta
agua era algo más que un sustento, había surgido de la caminata del esfuerzo de
mis brazos.
-Tienes
que cumplir tu promesa dijo con suavidad el Principito, que había vuelto a
sentarse junto a mí.
-¿Qué
promesa?
-Un
bozal para mi cordero yo soy responsable de mi flor.
Dibuje
en seguida un bozal y al entregárselo mi corazón se apretó.
-Tienes
planes que desconozco. Debes recordar mi caída a la tierra, mañana se cumple un
año. Bueno debes trabajar ahora vete a revisar tu maquina.
Junto
al pozo había un resto de antiguo muro de piedra. Cuando regrese de mi trabajo,
divisé desde lejos al Principito sentado allí arriba lo escuche conversar.
-¿No
te acuerdas, entonces? No fue precisamente aquí, otra vos le contestaría porque
el replicó. Sí sí fue ese día, pero no en este lugar.
Seguí
caminando hacia el muro. Aunque no vi ni escuche a nadie, el Principito replicó
de nuevo: Estoy seguro, podrás ver dónde comienzan mis huellas.
Yo
me encontraba a veinte metros y seguía sin ver a nadie.
Luego
el Principito añadió ¿ Es rápido tu veneno? ¿ Estás segura de que no sufriré
mucho?
Me
detuve pero sin comprender aún del todo.
Ahora
vete dijo él quiero bajarme.
Con
la mirada recorrí hasta el pie del muro y vi una de esas víboras amarillas me
puse a correr y con el ruido que hico la serpiente se deslizó suavemente por la
arena.
Llegue
justo a tiempo para recibir a mi Principito, pálido como la nieve.
-¿Qué
historia es esta? Ahora conversas con serpientes. Me miro con gravedad y me
rodeo el cuello con sus brazos.
-Estoy
feliz de que hayas arreglado tu máquina podrás regresar a tu casa.
-Yo
también regreso hoy a mi casa.
-Está
mucho más lejos y es mucho más difícil.
Su
mirada se perdía en algo lejano y sonrió con tristeza.
Esperé
un rato. Sentí que se iba entibiando un poco. Tuviste miedo, hombrecito. Tendré
más miedo esta noche.
A
través de una larga conversación el Principito le dio a entender que su amigo
podría recordarlo todas las noches cuando mirara las estrellas y le dijo:
Cuando te hayas consolado un poco estarás feliz de haberme conocido. Serás mi
amigo para siempre y rió.
De
pronto se puso serio ¿sabes? no vengas esta noche. No te dejaré solo.
Esa
noche no lo vi cuando se puso en camino, escapó sin hacer ruido, y cuando logré
alcanzarlo, iba rápido con paso decidido me dijo: ah estas ahí y me tomó de la
mano es allá donde vivo, déjame dar un paso a mí solo.
Se
levantó dio un paso, cerca de su tobillo brilló algo como un relámpago, se
quedó inmóvil cayó lentamente sin hacer ruido.
Ya
han pasado seis años me he consolado un poco pero sé qué él regresó a su
planeta y me siento feliz.
Autor:
Antoine De Saint Exupéry