CUENTO - EL GORRIÓN
(Resumen)
José
Vilca era un joven provinciano que vino de su pueblo Hualpa a Lima, con la
finalidad de buscar un mejor futuro. Imaginaba que todos los provincianos
conseguían empleo y ganaban abundante dinero. Pero al llegar a Lima se dio
cuenta que no era tal como pensaba, que la vida era dura y muy difícil
conseguir empleo.
El
primer trabajo que consiguió Jose Vilca en Lima fue el de vendedor de helados
La
fabrica D'Onofrio, tenía su guardapolvo blanco, su gorra negra, su corneta y,
además, le habián dado un triciclo. De ese tiempo grato conservaba una foto que
se había tomado en el parque Universitario, en pleno trabajo y la guardaba con
orgullo.
Una
mañana cuando salía a vender helados, su triciclo fue chocado por un auto,
quedando convertido en añicos; felizmente, gracias a Dios, no le pasó nada
porque en ese momento estaba en la acera dándole vuelto a un cliente.
Como
no tenía con que pagar el triciclo y los helados, decidió no regresar a la
fabrica D'Onofrio. Buscó otros trabajos desesperadamente, pero nada encontró.
Empezó a pasar hambre y miserias, sus zapatos se rompieron de tanto caminar,
comía cáscaras de frutas y hasta pedía sobras de comida a los parroquianos en
los restaurantes.
Los
empleos que conseguía eran esporádicos y le pagaban muy poco. Unos días trabajó
como peón de albañil pero lo despidieron hasta laboró haciendo propaganda de
la película "El monstruo y el simio"; a él lo disfrazaron de monstruo
y por este trabajo le pagaron cinco soles.
Vilca
veía como sus paisanos del pueblo de Hualpa tenían un trabajo estable en la
ciudad; algunos eran guardias civiles, municipales; otros se desempeñaban como
obreros de la baja policía. Sin embargo, el no encontraba trabajo. Con su ropa
toda vieja y sucia estaba prácticamente derrotado en vida, pensaba suicidarse;
dormía donde le caía la noche, especialmente en el parque "Los
Garifos", que está en las afueras de Lima.
Poco
tiempo después ya no buscaba trabajo, vagaba todo el día, hacía vida de
gallinazo en los basurales y dormía donde le cogía la noche.
Era
un hombre destrozado. Tenía en su mente la idea de suicidarse aventándose a los
rieles del tranvía y así acabar con su desgraciada vida. Se arrecostó un rato
en el tronco de un viejo árbol que tenía grandes ramas y cerró los ojos, cuando
de improviso escuchó el dulce cantar de un gorrioncito. Abrió los ojos y vio en
lo alto de la rama, aquel animalito igual al de su tierra y pensó: "Como
este animalito tan pequeñito estaba contento en la ciudad y en cambio yo, un hombre
joven, sano, me siento derrotado y me quiero suicidar. Tengo que cambiar de
actitud, ser un hombre positivo y trabajador". Vilca se levantó del gras
del parque y entró con paso de vencedor a la gran urbe que es Lima.
Autor:
Francisco Izquierdo Ríos - escritor peruano nacido en 1910