RESUMEN: "La Divina Comedia"
EL INFIERNO.
Perdido
Dante en la selva oscura, una pantera, un león y una loba le interceptan el
paso. Beatriz (la gracia o sabiduría divina) envía en su ayuda a su poeta
favorito, Virgilio, que le ampara y se le ofrece como guía.
Después
de pasar el aqueronte penetran en el infierno. Recorren los nueve círculos
concéntricos infernales, que van estrechándose en forma de un inmenso embudo,
donde están los condenados sufriendo penas horribles. La cúspide de este cono
invertido coincide con el centro de la tierra. En lo mas profundo del
anfiteatro infernal se halla Lucifer. Dante y Virgilio interrogan a los
condenados, que sufren penas terribles en relación a sus culpas.
En
esta descripción del infierno, dante pinta episodios de una grandeza
incomparable. Es el compendio de todo cuanto en la edad media se imagino sobre
los suplicios de ultratumba. Citamos, por su especial patetismo, la escena de
Francesca de Rimini y el Conde Ugolino condenado a devorar a sus propios hijos.
Dante
se encentra en el infierno con personajes históricos y contemporáneos, con
amigos y enemigos, sobre los que lanza su tormento y su juicio implacable.
EL PURGATORIO.
Por
la puerta de san pedro ascendieron a un monte, lugar donde se purifica el
espíritu. Es el purgatorio, compuesto por nueve círculos o grados en forma
crónica. Por ellas suben las almas, y en cada círculo se purifican de un
pecado.
En
la grada más alta se encuentra la entrada al paraíso. Para entrar en el
purgatorio las almas se reúnen en la desembocadura del Tiber.
Guarda
la puerta catón símbolo de la moral pagana. Dante describe las penas de los
condenados con esperanza.
EL PARAIZO.
Llegan
al paraíso. Encuentra a Beatriz y Virgilio desaparece, ya que, como pagano, no
puede acompañarle a la tercera mansión. Beatriz y dante son transportados a las
mansiones celestiales, formadas por nueve círculos, donde los bienaventurados
gozan de la inefable presencia de dios.
Cada
círculo es una esfera que envuelve otras inferiores. En el octavo cielo ve a
los espíritus triunfantes: “La Virgen María”, el “Arcángel San Gabriel”, los
bienaventurados. El noveno o cristalino representa a las jerarquías angélicas.
Luego
viene el empíreo, pero a Dante le faltaron las fuerzas al querer expresar
directamente la visión a Dios.
Beatriz
ocupa su trono celestial, y a los ruegos de San Bernardo, consigue el poeta
vislumbrar la luz eterna de la esencia divina. Beatriz resulta divinizada por
la fantasía de Dante como en sus poesías de la Vita Nouva.