RESUMEN: "Odas" es el siguiente:
Elevada cultura, refinado en el teatro, era de personalidad agradable, de
soltería eterna; el propio Cesar Augusto lo nomino su secretario al que declino
amablemente; su popularidad en Roma fue Primigénia: no referimos Horacio (65 a.C-19 a.C.). Fue hijo de un
esclavo de humilde cuna.
Horacio
es el poeta latino representativo de la poesía clásica. Poeta profundo, mordaz,
critico, moralista, escribió en obras divididas: sátiras, Odas, Epodos Y
Epístolas. Incluso es autor de Arte Poética. Vayamos por partes: los Epodos que
escribió Horacio cuentan con 17 composiciones; las Sátiras cuentan con 18
textos; en dos volúmenes, escritos en hexámetros; las Odas que comprenden
cuatro libros (de 103 composiciones); las Epístolas, divididas en 2 etapas. Las
primeras son 19 cartas y las segundas 2 epístolas.
Los
Epodos fueron escritos durante los años 40 y 31 a.C. Por su parte las sátiras,
son sermones refinados, del estilo delicado, aunque de pisca satírica. Allí los
vicios, el pecado, la usura el poeta los demuele o exalta, con un cierto
reproche y burla.
Por
otro lado habrá que recordar que Horacio tuvo una relación cordial y estrecha
con Mecenas, su protector. Bello señala que Horacio “fue cómplice de toda Roma
en la divinización de Augusto”. Horacio también conoció la mesura y la virtud,
practico la meditación, amistad y profundidad filosófica. Conocida como sucesor
del poeta Catulo, manejo con eficacia la sencillez de las costumbres, y se
prometió a la inmortalidad. A los 47 años murió.
Andrés
Bello caracteriza su obra poética, sobre todo su lirica: “hay mucha gracia y
blandura en los cantos que ha consagrado al placer y en los que con arte
exquisito nos hace ver a la distancia la muerte y lo efímero de las dichas
humanas, como para sombrear el cuadro. (Hay sensibilidad y dulzura en las obras
eróticas, que se rozan a veces con la sencillez del diminuto madrigal y mucha
elevación y magnificencia en las odas morales, llenas de arranque patrióticos
que hacen recordar al tribuno de Bruto).
Las
guerras civiles le hacen exhalar sentidos acentos y sus canticos de victoria se
ciernen a veces en la verdadera región del sublime. (…) El sentimiento no ha
encontrado nunca una expresión tan verdadera y sencilla. Aun aquellos mismos
que miran la poesía de los romanos como una copia pálida de la griega,
exageración infundada, hija del espíritu del sistema que domina hoy a la
historia y a la estética, aun esos mismos se ven obligados a confesar que la
sátira es toda romana, y a la de Horacio
es a la que se debe esta clasificación en un grado eminente.
Lo
que más difícil nos parece absolver de mal gusto, es la critica que prefiere la
elaborada acrimonia de juvenal o la sentenciosa oscuridad de Persio a la
naturalidad encantadora, la diafanidad, el exquisito abandono, la urbana
finura, el pincel delicado de Horacio. En las morales, la independencia, la
moderación en los placeres, las ventajas de la mediocridad, los tranquilos
goces de la vida del campo, son los temas a que recurre frecuentemente y que se
hermosean con oportunas y rápidas observaciones, con apropiadas y vivas
imágenes, sin estudio, sin ambicioso ornato”.
Horacio
apareció a Mecenas, precisamente le escribe una Oda.