ODA A LA VIDA RETIRADA - Fray Luís de León


 RESUMEN: " Oda A La Vida Retirada"
Llamada también “a la vida del campo”. Es la creación poética mas significativa de Fray Luís de León. fue compuesta en su época de estudiante o poco después de su prisión;En ella se acusa ya el paso firme del poeta que maneja el idioma y posee una perfección formal impropia del ensayo .
Consta de diecisiete liras(estrofas de 5 versos:2 endecasílabos y 3 heptasílabos)y se refleja en su tema la influencia del poeta lirico latino Horacio, esto es, la placidez y ventajas de la vida del campo .Se observa la admiración por la naturaleza y la apreciación del cielo y lo espiritual .
Temas secundarios. La sabiduría y aspectos negativos como la codicia y la soberbia.
Su sintaxis es simple. Pero se vale de la lengua culta.
La poesía de Fray Luís de León métricamente menos perfecta que la de Fernando de Herrera, y menos brillante que la de Góngora, menos abundante que la de Lope, tiene mayor vida literaria, y pues a influido mas que de esos grandes poetas:¿Por qué? En unos, la forma casi anula el contenido, en otras el concepto vence a la forma.
En fray Luís, en cambio ,fondo y forma compenetran hasta lograr esa sencillez suprema, natural y equilibrada ,natural y equilibrada ,que hace de el uno de los grandes clásicos del castellano.


SÍLABAS:

     1  2  3  4 5  6                       + 1 = 7
  ¡Qué descansada vida

 1  2    3    4  5    6  7 8  9 10         + 1 = 11     [hiato y diéresis]
la del que | huye_el mundanal ru-ïdo

1  2  3   4   5  6                         + 1 = 7
y sigue la_escondida

 1  2  3   4   5    6                      + 1 = 7
senda por donde_han ido

 1   2 3   4  5     6   7   8   9    10    + 1 = 11
los pocos sabios que_en el mundo_han sido!


RIMA:  Rima perfecta con el esquema aBabB

  ¡Qué descansada vida                          a
la del que huye el mundanal ruïdo               B
y sigue la escondida                                       a
senda por donde han ido                                b
los pocos sabios que en el mundo han sido!      B

ODA A LA VIDA RETIRADA
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;
 Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!

 No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

 ¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado;
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

 ¡Oh monte, oh fuente, oh río,!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.

 Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

 Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

 Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

 Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

 Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

 Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.

 El aire del huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruïdo
que del oro y del cetro pone olvido.

 Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

 La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.

 A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

 Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

 A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.

Autor: Fray Luís de León
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