RESUMEN:
Argumento del libro "Platero y Yo".
El
autor Juan Ramón Jiménez evoca la figura de platero, un burrito que acompaño
sus horas de recogimiento y soledad durante su permanencia, tan larga, en
Moguer.
Siempre
de la mano del burro, o a caballo sobre el, el poeta conversa con platero
familiarmente, se siente en intima comunión con los humildes, los “pobres de
espíritu”, el tonto del pueblo, los niños mendigos, los braceros andaluces,
rodeado por un paisaje típico de la España tradicional, sus responsorios.
Estructurado
el libro en estampas, tiene todo el un carácter contemplativo, sin argumento
penas, donde el tono coloquial ofrece un contrapunto lírico en las
descripciones densamente poéticas.
Unas
veces, el poeta nos arrastra a horas “contagiadas de la eternidad, infinita,
pacifica, insondable”, donde “diríase que el cielo se deshace en rosas”.
Hay
otras tormentosas en que “el terrible cielo bajo ahoga el amanecer, el amor se
para… y tiembla la culpa… entonces, ¡que será de platero, tan solo allá en la
indefensa cuadra del corral? Un lenguaje casi infantil nos conduce a momentos
contemplativos, llenos de calma; a instantes de angustia, como la muerte
repentina del burro: “la barriguilla de algodón se le había hinchado como el
mundo; y sus patas, rígidas y descoloridas, se elevan al cielo.
Parecía
su pelo rizoso ese pelo de estopa apolillada de las muñecas viejas, que se cae,
al pasarle la vuelta al paraíso perdido de la inocencia del mundo”.