RESUMEN:
Argumento del libro “Quién se ha llevado mi queso” de Johnson
Spenser.
Un
día inesperado se les terminó el Queso a los ratones Oliendo (Oli) y Corriendo
(Corri), y a las personitas Kif y Kof, seres del tamaño de los ratones que
poseían un aspecto y un modo de actuar muy semejante al de los humanos.
Oliendo
y Corriendo fueron en busca de un nuevo Queso, recorriendo todas las centrales
queseras que encontraban en su camino, mientras las personitas Kif y Kof
seguían discutiendo lo que debían hacer.
Los
ratones Oli y Corri, después de una larga aventura, llegaron a una zona de
laberinto en la que nunca habían estado: la Central Quesera N. Al ingresar
hallaron lo que estaban buscando: una gran reserva de Queso.
Era
la cantidad más grande de Queso que los ratones hubieran visto en toda su vida.
Las personitas Kif y Kof seguían en la Central Quesera Q reflexionando y
evaluando la situación. Estas personitas sufrían los efectos del hambre por
falta de Queso. Cuando Kof invitó a Kif para ir en busca del nuevo Queso, este
se negó diciendo que estaba muy bien en la Central Quesera Q porque era un
lugar confortable y conocido, además salir era peligroso; pero Kof le dijo que
no debía temer, ya que antes habían recorrido muchas zonas del laberinto y
podían hacerlo otra vez.
Ellos
tuvieron muchas indecisiones para emprender la búsqueda del nuevo Queso,
inclusive estaban muy débiles, debido al hambre y al estrés. El inquieto Kof
comenzó a aburrirse de esperar que la situación mejorase.
Después
de muchas penurias y reflexiones estériles dijo, un día, con voz decisiva: “¡Ha
llegado el momento de volver al laberinto!”; Kif no reaccionó. Kof decidió
salir en busca del nuevo Queso. Entonces se adentró en el laberinto, avanzando
con paso veloz hacia lo desconocido. Kof, durante los días sucesivos, halló un
poco de Queso aquí y allá; pero no eran cantidades que durasen mucho tiempo.
Después
de realizar una aventura difícil, regresó a la Central Quesera Q y allí
encontró todavía a Kif, llevándole unos pedazos de Queso, pero este los rechazó
i dijo: “No creo que me guste ese nuevo Queso. No estoy acostumbrado a él. Yo
quiero que me devuelvan mi Queso, y no voy a cambiar de actitud hasta que eso
ocurra”.
Decepcionado
del comportamiento de Kif volvió a salir solo y se adentró al laberinto. Kof
había perdido miedo al laberinto oscuro y se sentía feliz. Después de una
intensa búsqueda, y gracias a su perseverancia, encontró un nuevo Queso en la
Central Quesera N. Kof, al ingresar, se quedó completamente asombrado de lo que
vió.
Había
las montañas más grandes de Queso que hubiera visto. No los reconoció todos, ya
que algunos eran totalmente nuevos para él. Por unos momentos dudó, pensó si
aquello era realidad o sólo producto de su imaginación, pero entonces vio a Oli
y Corri.
El
ratón Oli le dio la Bienvenida con un movimiento de la cabeza, y el ratón Corri
lo saludó con la pata. La personita Kif les devolvió el cálido saludo de
bienvenida y en seguida se puso a probar sus quesos favoritos.
Cuando
hubo comido hasta la saciedad, cogió un pedazo del nuevo Queso y lo levantó
hacia el cielo en señal de bendición y dijo: “¡Por el cambio!”. Mientras
saboreaba el nuevo Queso, Kof pensó en todo lo que había aprendido.
Entonces
se percató de que, mientras había tenido mucho temor al cambio, se había
aferrado a la ilusión de un Queso viejo que ya no existía. Según Kof, lo había
hecho cambiar el miedo de morir de hambre.
Cuando
se dio el cambio, no le había gustado, pero ahora comprendió que había sido una
bendición, ya que lo había llevado a encontrar un Queso mejor. Incluso había
descubierto una parte mejor de sí mismo.
La
personita Kif, en cambio, se quedó hambrienta y se la pasaba quejándose y
preguntando: “¿Quién se ha llevado mi Queso?”.
Kof
pensó que su amigo Kif tenía que encontrar su propio camino, dejando todas las
comodidades y los miedos atrás. Y salir de madrugada y avanzar. Nadie podía
hacerlo por él, ni convencerlo que lo hiciera. De una manera u otra, tenía que
ver por sí mismo las ventajas de cambiar por su bien.